sábado, 9 de marzo de 2019

Ibaff Edición X-Último ROUND


 Con imágenes de archivo, apuntes biográficos y sugestivos testimonios de varias de las protagonistas de la lucha por la identidad transgénero del submundo neoyorkino de la última década, Gustavo Sánchez se adentra en la historia humana, en la intimidad y las causas existenciales de este movimiento excluido por lo general del mainstream de la historia con mayúsculas, en “I hate New York”, con la que el Festival de Cine Independiente IBAFF da por concluida su octava y última sesión de la sección oficial. El documental es una reivindicación de la diferencia en este sentido y, más allá, un canto bizarro a la libertad. No sólo consiste en una investigación sobre esta singular opción sexual, sino que también es un gesto efectivo de afirmación en esa dirección, en una apuesta decidida por la integración, la“visibilización” y la“normalización” social.   
 Qué puedo decir del segundo largometraje del día, “I Diari di Angela”, si me aburrió hasta tal punto que tuve que salirme de la sala para no dormirme… 
  Me dejo en último lugar “Young & Beautiful”, la primera en ser proyectada, porque es de las tres propuestas la que más me ha interesado. Se trata de un film documental de carácter poético hecho con  fragmentos 
 

vitales de varios jóvenes que se niegan a crecer a costa de sus sueños, o de su libertad, de la que me gustaría destacar la tranquila despreocupación de su planteamiento y la divertida frescura cómplice de su enfoque nada convencional, extraño y familiar a la vez, que recuerda a Agnès Varda por la peculiar atención que pone en los gestos efímeros, en las expresiones íntimas y los pequeños detalles de la vida cotidiana que con frecuencia pasan desapercibidos por ser considerados insignificantes, o que conscientemente se descartan por miedo al vacío y la ausencia de significado: esas sensaciones y realidades mínimas que M. Duchamp denominaría “infraleves”... Transcribo a continuación de memoria, para terminar, algunas frases curiosas vistas, leídas y oídas allí, que me parecen ilustrativas: “A mí me gusta mi vida, aunque para los demás no sea gran cosa”; "disfruta, respeta y resiste";  “lo que no se encuadra, lo que queda en los márgenes, es invisible. Lo que es invisible es como si no existiera. Pero no existir de esa manera es mejor que vivir una existencia programada, porque permite encontrar la libertad verdadera”.

  Y con esto, y mi sincero agradecimiento a todos aquellos con los que he tenido la suerte de compartir estos intensos días de Cine, ya termino. Ahora sí. Gracias a los abnegados participantes voluntariamente entregados, como yo, a su causa. Gracias a los cineastas y, en especial a los que hacen posible el Festival organizándolo, coordinándolo, dirigiéndolo, representantes oficiales cuya pasión cinematográfica y cercana disponibilidad han convertido la X Edición de este Festival en un auténtico punto de encuentro inolvidable. Su sóla presencia impidió que yo tirara la toalla en más de una ocasión, antes de que terminara el juego en el cuadrilátero de la pantalla

¡Viva el cine!, ¡ojalá que gane hoy el que más se lo merece, y que no pierda la esperanza, la fé en el mañana, el perdedor! y... ¡¿hasta el año que viene!?





viernes, 8 de marzo de 2019

Ibaff X Edición-7º ROUND


 Sé que una película es especial, para mí, cuando puedo verla de principio a fin olvidándome de mí mismo, sin que surja mientras tanto el crítico escéptico que llevo dentro, o el frío analista formal de la actuación o de los procedimientos estilísticos empleados. Si después de la proyección descubro en retrospectiva que además no contiene fallos de guión ni contradicciones en la forma, que no chirría en definitiva como mecanismo de representación o herramienta expresiva, me confirmo en que es buena. Y ya es mejor que simplemente buena el que esa película revele una adecuación idónea entre la forma de su lenguaje y el tema o la historia que cuenta. Lo que me indica que se encuentra en un nivel superior es que, a través de esa consistencia, consiga incluso transmitirme un plus de interés fuera de ella, sea un impulso emocional o una reflexión intelectual hacia una realidad desconocida, sea una mirada diferente sobre Lo Mismo capaz de transformar también mi mirada...  Pues bien, el largometraje “Entre dos aguas”, que abrió brillantemente ayer la séptima sesión de la sección oficial del  Festival de Cine Independiente IBAFF, me parece en este sentido mucho mejor que buena, una película extraordinaria que se encuentra en un nivel superior al de la mayoría. Porque no sólo se disfruta viéndola sino que es capaz de llevarnos más allá, transmitiendo con empatía auténtica, a través de la singular historia de un gitano de San Fernando de Cadiz recién salido de la cárcel que lucha por ganarse dignamente su libertad, un vendaval de situaciones agridulces contradictorias como el empuje de la vida misma. Que ilumina a la vez que emociona, sin caer en el drama fácil o el sentimentalismo. La escena del parto con la que se inicia, rodada en toda su crudeza, creo que es a este respecto representativa y toda una declaración de intenciones de lo que viene después. Porque, como muestra en miniatura ésta resalta el dolor y la alegría indistinguibles que acompañan el nacimiento de una nueva criatura, la lucha contra el mundo que pone en marcha, su misterio y la fuerza incontenible con la que rebasa desde el principio cualquier forma predeterminada por las ideas, acerca de lo que es, de su necesidad, de su valor y de su belleza, de su significado y de su destino. Es un retrato vigoroso y vibrante de una familia gitana desfavorecida por las circunstancias que, como buena parte de esa minoría nacional excluida, sobrevive como puede: el inspirado director del film le da voz a este grupo humano y a su precario modo de existencia, al tiempo que explora la brecha entre integración y libertad, entre la identidad, la capacidad de superación y las limitaciones impuestas por el origen y el lugar de procedencia, las vueltas que da el pasado y el futuro incierto en el laberinto del presente. Y aunque el resultado de la lucha quede por siempre abierto, o entre dos aguas como indica el título, la visión que Isaki Lacuesta ofrece sobre esa lucha es ejemplar, profunda y certera, vivificadora, como un fuego que purifica a la vez que arrasa. A mí no me costó nada entender la aventura de su protagonista, a pesar de que no tenemos nada en común en cuanto a personalidad y circunstancias socio-culturales, gracias a su dirección lúcida y compasiva, atenta y desprejuiciada. La vida al fin y al cabo sale al encuentro de quien la busca porque, como forma de todas las formas, no tiene una forma determinada, sino que es libre...  



 El ingenioso rompecabezas puesto en juego por Jaime Rosales en “Petra”, la siguiente propuesta del día que cuenta una historia sobre el arribismo o la escalada de poder como si se tratara de un caso de posesión demoníaca, se encuentra en muchos aspectos, creo, en las Antípodas de la primera. Aún resultando interesante desde el punto de vista formal, y teniendo a su favor motivos, tema y actuaciones de mérito, transmite en su desarrollo tanta frialdad que a mí me congeló la sangre y el pensamiento... Además de que en retrospectiva, ciertas inverosimilitudes en el retrato de los personajes y del modo de contar la historia, me impiden conectar con ella, y encajar así todas las piezas.


 Sé que la comparacion es odiosa, pero también es en este caso prácticamente inevitable, sobre todo teniendo en cuenta que el mismo Festival la favoreció, introduciendo entre una y otra proyección una entrevista-debate entre los directores de las dos películas, Isaki Lacuesta versus Jaime Rosales, como si realmente estuviesen enfrentados. Un “encuentro de realizadores” que, bajo el lema “El cine de autor: la dicotomía entre los festivales y las instituciones” dió lugar a toda clase de manifestaciones sobre cuestiones artísticas, formales y existenciales que atestiguó rotundamente sus diferencias. Quién ganó este debate, cuál de las dos películas consiguió en esta ocasión la victoria, lo tengo claro. La perfecta fusión de la forma y el contenido que las películas de maestros indiscutibles como Y. Ozu, David Lynch, R. Bresson, Billy Wilder o Kubrik demuestran, es el resultado de un ejercicio de la libertad que sólo está al alcance de unos pocos. Sin embargo ni siquiera éstos han conseguido el equilibrio tan deseado siempre. Naturalmente, el estado de gracia permanente, es un excepción que rompe la regla. Así que me conformo, mientras llegan nuevos maestros, con las películas que me hacen felíz, o simplemente más consciente.








jueves, 7 de marzo de 2019

Ibaff X Edición-6º ROUND


  Sin ninguna duda ayer el Festival de Cine Independiente IBAFF, en la sexta sesión de su sección oficial, alcanzó uno de sus momentos más altos gracias a la propuesta inquietantemente conmovedora de Mohamed Ben Attia, “Dear Son”, una película maestra que sin trucos ni alardes aparentes se adentra en el desgarramiento del extremismo sirio atrapándonos desde el principio. Pacientemente y con decisión, con el ritmo de una pausada meditación llena de zozobra pero que en ningún momento se aparta de su objetivo, esta se adentra, a través del amor de unos padres que se desviven por su hijo, en el mismo corazón de las tinieblas; y acaso enciende también allí una pequeña luz muy necesaria de humanidad que contrasta con el maniqueísmo ideológico con el que los medios de comunicación dominantes, en nuestro querido Occidente, suelen despachar este tema. Sólo por atreverse a ello y hacerlo en profundidad, en actitud interrogadora y abierta, humildemente pero con ambiciones, esta película ya es extraordinaria. Porque los seres humanos, seamos árabes u occidentales, en efecto nos tocamos en el fondo, y el tema terrorista es complejo de por sí, quién puede cuestionarlo, al igual que la realidad que nos rodea; y como el director del film pone al descubierto, no debemos olvidar que nuestros puntos de vista habituales están delimitados por nuestros particulares intereses, y que por mucho que tratemos de ignorarlo nos desborda ampliamente, no se reduce a las razones que solemos tener al alcance de la mano ni a la explicación lógica... Pero es que además la película es una joya en el aspecto estilístico, y admira ver cómo con los mínimos recursos narrativos, unas interpretaciones contenidas y una discreta banda sonora muy bien escogida, que convergen con naturalidad luminosamente, se consigue  lo máximo:  ¿O es poco el que nos permita acercarnos al problema tratado desde los distintos ángulos humanos contrapuestos?, ¿ponernos en el lugar de los padres y, a la vez, en el del hijo, dejando de lado tópicos panfletarios y dramatismos fáciles, más allá de la histeria disgregadora del dolor de la pérdida, de la violencia explícita y de los aspavientos del horror ante la muerte?... 



  Como meditación de imágenes en movimiento, considero que esta demostración de serena humildad en el juego de los medios la hace más grande. Y que la delicada banda sonora de Omar Aloulou que la acompaña, siguiendo discretamente las evoluciones de sus protagonistas, merece en este sentido una mención especial. Ya que su leit-motiv se entrelaza de manera casi imperceptible con silencios significativos sustraídos a la confusión del devenir cotidiano, como en “transfoque sónico”, que parece surgir espontáneo del tema mismo, o de la psique protagonista, aportando una ambivalencia difícil de precisar muy oportuna, y decisivos matices de tensión y misterio, de ternura, de miedo y esperanza, que favorecen la introspección. En fin, no sé si ha quedado clara mi postura, pero por si acaso: a mí me ha encantado. Es una <maravilla> poder ver <el jardín en medio del incendio>...


 En cuanto a la sección de cortometrajes oficiales que precedió a esta película, presentada bajo la denominación Programa Ilusión,  sólo voy a decir que para mí fue una muestra variada e interesante que hizo que la sesión de ayer fuera realmente animada y provechosa. Emocionante. Pienso que es reconfortante recibir de vez en cuando, entre los empujones y los puñetazos de la dura realidad, más allá o más acá de las miradas desconfiadas apagadas por el rencor o el odio o la simple confusión, una caricia comprensiva, positiva, motivadora, una palmada soñadora en la espalda o un abrazo consolador. Y poder sentir así que la vida es, a pesar de todo, como el cine, una aventura increíble que vale la pena. 






miércoles, 6 de marzo de 2019

X Edición Ibaff-5º ROUND


 Dos largometrajes documentales sobre la emigración forzosa y la terrible situación de los refugiados en los campos europeos, el de Calais en el norte de Francia primero, y el del Aeropuerto Tempelhof de Berlín fundado bajo el régimen nazi el segundo, son las responsables de que la 5ª sesión de la sección oficial del Festival de Cine Independiente IBAFF, fuera una sesión seria, deprimente, plúmbea, bastante dolorosa. A mí casi me deja K.O. Obviamente el cine no es solamente espectáculo, estética y cosas divertidas, como bien apuntó el director del Festival en la presentación de “Los burgueses de Calais”. El cine también puede ser un arma arrojadiza y un revulsivo de la conciencia cuando funciona como un espejo de la realidad social, metiendo el dedo en la llaga de situaciones ante las que normalmente preferimos cerrar los ojos; y su capacidad de provocación, así como su poder transformador es en este sentido inigualable ¿quién puede negarlo?, en manos de gente con talento o simplemente con las ideas claras. Pero las buenas intenciones en este medio, desgraciadamente, por sí solas no bastan. Creo que cualquier tema es bueno en el cine si su realizador sabe tratarlo, y es su modo de tratar el tema lo que al final hace que nos interesemos en él y sea capaz o no de activarnos.


 Tal como lo veo yo, es precisamente esa claridad la que falta, empezando por el mismo título, en la primera película: ¿Quiénes son en definitiva esos dichosos “burgueses” del documental sobre Calais a los que nunca se les ve la cara ni se les escucha hablar?; ¿podemos seguir aplicando hoy esa denominación decimonónica de modo abstracto?; ¿se refiere a todo aquel ciudadano activo que paga sus impuestos y vive más a menos decentemente gracias a su trabajo, o sólo a aquel que sospechamos que piensa de modo diferente al nuestro, al margen de que sea ama de casa, pensionista, misionero, frutero, embajador o empresario de éxito?… Que Europa falla en su representación de sí misma como Libertadora y Garante de Derechos ya lo sabíamos, todos los días nos lo recuerdan los informativos; estamos ya insensibilizados, casi totalmente embrutecidos a base de oír que cada vez se levantan más muros y cada vez más altos. Y horroriza en efecto, al que aún no se ha embrutecido del todo, que la conexión mediática del mundo por medio de las nuevas tecnologías de la comunicación, no impulse un espíritu más comunicativo, un nuevo humanismo o un internacionalismo más solidario. Pero ¿de quién es la culpa?... ¿De “los burgueses” o qué?: Considero que una visión dramáticamente maniquea que se evidencia en el uso del  B/N, impide al director de esta película, desde el principio, enfocar el problema en toda su complejidad e iniciar una introspección sin duda necesaria para abrir el debate con rigor hacia perspectivas resolutivas.

 En contraste con este, el segundo documental “Central Airport THF” sí es riguroso, y a este respecto más plausible,  porque no parte de una idea preconcebida ni quiere llegar a una  conclusión determinada, sino que se conforma con observar, durante un período de tiempo concreto, ese espacio al que explícitamente hace referencia el título, siguiendo en su rutina cotidiana a varios individuos que viven provisionalmente en él, casi como zombis en un Limbo burocrático, muy pulcro y bien organizado eso sí, mientras esperan el Día del Juicio Final… Es obvio que una estética divertida no es consecuente con un tema serio como éste. No obstante, valorar una película sólo por el tema que trata, ¿no es como valorar un libro por sus tapas, una danza por el escenario en el que se realiza, o un compromiso humanitario declarado públicamente con la foto de las dos manos que se estrechan bajo una pose de sonrisas a la luz de los focos?...  Al fin y al cabo el IBAFF, aunque solidario y claramente comprometido contra la exclusión social, no es un festival altruista dedicado a las causas humanitarias, sino un Festival de Cine, considero que es importante no olvidarlo, inspirado además en una figura mística con una visión del mundo unitaria que, por si fuera poco, destaca en el mundo islámico por ser favorable a “la imaginación icónica”; y el material que aporta como punto de encuentro ¿no debería valorarse teniendo esto en cuenta?