viernes, 30 de noviembre de 2018

Archivos MUY PERSONALES, 6




                              

                                 youtube.com/VeryPersonalFiles#50
           
                        youtube.com/VeryPersonalFiles#28

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#36

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#44

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#62

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#70 










 

lunes, 26 de noviembre de 2018

Corazón Solitario # 1-2





                                                                                                                                                     To be Continued...








domingo, 18 de noviembre de 2018

Archivos MUY PERSONALES, 5





                                                youtube.com/VeryPersonalFiles#10

                                  youtube.com/VeryPersonalFiles#39

                                  youtube.com/VeryPersonalFiles#45
 

                                   youtube.com/VeryPersonalFiles#48

                                                 youtube.com/VeryPersonalFiles#46

                                   youtube.com/VeryPersonalFiles#68





miércoles, 7 de noviembre de 2018

Un beso



 En un sueño reciente una asistenta social (o tal vez era una enfermera, una secretaria de una multinacional relacionada con la salud, o una playmate fingiendo el papel de alguna de éstas), me decía algo sugerente que no entendía muy bien. Yo, que estaba allí con ella no sé tampoco si en calidad de cliente, o de socio colaborador, de paciente o de doctor..., le pedía que, por favor, hablara más alto. Sin embargo hacía lo contrario, me dirigía entonces la palabra con un tono de voz mucho más bajo, hasta llegar al susurro, lo que me obligaba a acercar más hacia su boca mi oreja expectante.

 No tengo idea de qué estaba haciendo yo allí en ese lugar parecido a la recepción de una Sala de Congresos, una sala de espera de un centro geriátrico de lujo, o el hall de un hotel jawiano, con vistas
a la playa... Sé que la muchacha era menuda y tenía encanto, y que al hablarme me miraba fijamente a los ojos con una mezcla de dulzura suplicante y desconcierto, y que yo no atinaba a darle sentido al sonido que producía el movimiento de sus labios...

 Finalmente, con un gesto con el dedo índice de la mano derecha como invitándome a una confidencia, ella me colocaba a su altura, junto a ella, y sonriendo de manera divertida, me daba un beso; un largo beso en la mejilla, muy despacio, que me hizo pensar en cierto punto en que una lapa se había adherido a ella. Incluso me ví a mí mismo reflejado en una roca de esas que emergían entre las olas de vez en cuando, frente a mí, en la orilla cercana.

 Y entonces lo entendía de repente, no había ninguna duda sobre el significado.

 Decía dulcemente, soñadoramente, como cantando, lo mismo que la brisa le decía a las olas que
bajo ella se curvaban, lo mismo que el rumor de la marea le decía a la soleada mañana de ese radiante
día de verano. Me decía: "¡Estoy aquí!, ¡Te quiero!, ¡Permanezcamos juntos!".

Y ahí justo me despertaba.
Levemente, con la intriga de quién sería esa muchacha y de lo que realmente había venido a decirme, y la duda de si de verdad ya me había despertado...