domingo, 17 de diciembre de 2017

HÁGASE LA LUZ (o el Huevo, el Gallo Fecundador y la Gallina)



 Hágase la luz, pensó la Noche sin saber muy bien lo que quería, pero sintiendo en sí misma la tensión de un gran vacío que la desbordaba... Aquí comienza un verdadero laberinto para la psique, y el más grande de los Mitos Genealógicos, la oportunidad de un relato en verdad sin comienzo ni fin,  todo nudo sin ningún desenlace, donde la Humanidad se pierde… Porque ese deseo sin nombre y sin palabras nacido de la oscuridad más profunda no necesitaba la conciencia para alcanzar su objetivo, o sea lanzar su oscuridad más allá de sí misma, huir de sí misma y de la  identidad informe de su materia opaca, siquiera por un instante de aventura o ensueño, o loca fantasía,  hacia otra cosa. Y sin embargo qué habría podido, o hasta dónde habría ido la profundidad de ese deseo, si no se hubiera aliado con alguna clase de conciencia, hasta fijarse a ella, como un crisol de partículas diferentes de arena se fija gracias a la aparición de una raíz…:  ¿ACASO no habría vuelto una y otra vez sobre LO MISMO?; ¿no se habría diluido incesantemente sin esa garra luminosa y aglutinante, como un mar sin orillas, en Lo Indeterminado?

 Sobra decir que, para valorar en sus justas proporciones ese impulso original gratuito realmente poético  -que como es bien sabido desencadenó un movimiento inefable cuya primera consecuencia fue la aparición de La Luz del Día y después la creación del Universo-, es preciso tener en cuenta que hasta ese momento sólo existía Ella (La Noche) y la Eternidad; y por tanto no disponía Ella todavía de la posibilidad de diferenciar, dentro de su Ciclo Ininterrumpido de Soledad Infinita, entre “dentro” y “afuera”,  de tomar distancia entre Sí Misma y El Resto.
 Por qué, cómo y cuándo surgió dentro de Ella esa posibilidad remota, y para qué,  son cuestiones inextricables, en efecto, tal vez sin solución y sin mucho sentido, que por ello mismo no pueden dejar de ser planteadas inseguramente. Pues, o bien están demasiado imbrincadas en intereses de supervivencia y estatus, en el núcleo de apremiantes conflictos psicológicos actuales, o dependen en exceso de una visión ideal antropomórfica. Kí-ki-ri-kí. Y en consecuencia, ¿no sería lo más lógico dejárselas a los especialistas, si es que los hay, o mejor aún a una inteligencia extraterrestre superior…,  a fin de prescindir totalmente de ellas?:

 Hace tiempo (si se hace memoria desde el mismo origen del tiempo) que el tiempo no necesita razones para existir, y La Vida continúa fluyendo plenamente.

 En cualquier caso, con seguridad lógica o sin ella, de lo que no se puede prescindir es del enigma natural de las que surgen tales cuestiones y que se mezcla con todo. Ya que esa chispa sin igual surgida de un oscuro ímpetu fundador, tan inclasificable como espectacular y remoto,  todavía está viva, encendida y palpitando como un gran corazón, y parece que tiene para largo: y aunque todavía en la actualidad nos resulta absolutamente misteriosa respecto a los detalles concretos y matices íntimos de su naturaleza y aparición, debemos reconocer que no sólo informa parte de nuestra Historia y de los Bienes y Males  de la Humanidad, ¡es que es su Origen!, está en la estructura misma de La Realidad desde que existe, constituye su Fundamento y atraviesa el abismo de la Libertad. ¿O no?...  Cualquier asunto supuestamente ordinario o insignificante ¿no resulta curioso, de valor incalculable, se mire como se mire, a partir de la conexión genuina con este momento prodigioso?.  Si el intento de acercamiento no nos ilumina lo suficiente, sino lo contrario, tal vez encontremos algún calor creativo esencial, algún movimiento libre de materia inspiradora, cerca de su halo...
                                    
                 Y es que, gracias a que La Tierra sigue girando sobre sí misma y alrededor del Sol, seguimos obteniendo la regular alternancia cíclica Día- Noche a la que nos hemos acostumbrado, que dio origen a la Diversidad y que nos mantiene con Vida: estos son hechos científicos comprobados y muy queridos.
  Partiendo de esta alternancia fecunda, cuya inercia hemos interiorizado fisiológicamente,  se desarrolla nuestro modelo más completo de Creatividad, que  propone un juego alternativo de supuestos opuestos en todos los órdenes (Luz-Oscuridad, Calor-Frío, Dolor-Placer, Vida-Muerte,  etc), e incluso, en las versiones más ambiciosas, la búsqueda de un equilibrio simultáneo entre los pares de opuestos.

 Así que nosotros los seres humanos, en nuestras proyecciones más logradas, giramos sobre nosotros mismos y alrededor de alrededor, a imagen y semejanza del mundo que habitamos. Sin embargo todo puede cambiar a unos pocos kilómetros luz del nuestro, o aquí y ahora mismo, en otra dimensión:  puede que Lo Inconcebible allí sea una Modalidad Ordinaria de Lo Posible… ¿Por qué no? ¿Acaso nos reducimos a proyecciones?, ¿nuestra capacidad de crear se acaba ahí?, ¿somos apenas testigos -mediadores-catalizadores de la naturaleza ya dada y no hay más allá?; ¿cómo asegurar que no hay otros mundos capaces de inspirar modelos de creatividad diferentes?...

  Sabemos que La Vida que conocemos es el resultado de las peculiaridades  astronómicas propias de Nuestro Planeta y nada más, un planeta por cierto precioso, sí, así como pequeño y finito como un grano en la inmensidad del océano del Universo: la alternancia creativa de supuestos opuestos –así como la búsqueda de armonización simultánea entre los mismos- sólo afecta, por lo que de momento sabemos, a nuestro Planeta y a los seres que vivimos en él; así que, ¿con qué derecho que no sea puramente estético o poético vamos a proyectarla como una ley necesaria por todo el Universo, hasta el punto de afirmar que en el principio de los principios sólo había Noche, o una Gran Oscuridad bordeada por la Nada?…