viernes, 12 de junio de 2020

Dos golondrinas




Construyen su nido en el alero del edificio de enfrente dos golondrinas.

Creo que son las mismas que creí capturar con las garras de mi cámara hace unos días, cuando las retraté sobrevolando el atardecer por encima del tendido eléctrico.

No sé por qué me hace ilusión que sean las mismas que las de aquella imagen...

Me regocija descubrir, en cualquir caso, que esa pareja tan libre y yo somos vecinos, tal vez sea por esto, por descubrir que somos vecinos y a la vez, poder constatar que posiblemente una buena imagen es la capaz de conducirte fuera de su encuadre.

Ahora disfruto de sus idas y venidas.

Y a menudo escucho sus "canciones", que entonan siempre que no ocupan sus picos con barro y briznas de hierba, y toda clase de bichos para mí indeseables, de los que abundan en estas fechas por los alrededores.

Me congratulo con la afortunada proximidad de esta hermosa pareja de desinsectizadores naturales.

Por otro lado qué más me da, a mí que no soy golondrina ni cantan en mi dirección por tanto, si lo que entonan son trinos de amor o declaraciones territoriales; ambos me son igual de inspiradores, tan simples, tan reconfortantes, siempre melifluos, chispeantes, alegres.


Siempre brilla en ellos el sol, el espacio abierto, pienso, en una pequeña escala musical que contiene increíblemente todos los desperezamientos de un cielo abrazador al alcance de la mano.