lunes, 6 de enero de 2014

Bustamante y yo



Un kit de Muy Mía con la esencia de David Bustamante, eau de toilette y body lotion: esto me ha regalado mi madre este día epifánico. Ajá. En la publi destaca un frontal escorado del seductor protagonísta, oportunamente recortado por una estilosa belleza femenina que se arrima a él enseñandonos la espalda, todo con la elegancia que da el B/N. Buenísimo.


 Mi madre, a la que le debo el pan nuestro de cada día, no sólo la vida, me ha gastado una buena broma. Si se le hubiera ocurrido regalarme Brummel –el conocido perfume de la seducción en las distancias cortas-, o William Sport, no habría sido la misma. Pero va en serio, ja ja já . Porque yo sé que este epígono de la primera oleada de Operación Triunfo es uno de sus favoritos, que se queda embelesada cada vez que lo ve salir en la tele, ya sea para cantar, ya para un cameo de otro tipo en cualquier programa de variedades. Incluso fue una de sus groupies, creo recordar, en la gira de sus comienzos profesionales por estas tierras, honor que sólo comparte, que yo sepa, con Rocío Jurado, Rafael, Manolo Escobar y, tal vez, el Dúo Dinámico. Luis Miguel y, por supuesto Rosa, la Rosa de España.

 Reconozco que he exagerado un poco al llamarla groupie, lo cierto es que el entusiasmo que despierta en ella al escucharlos a mí me arrebata. Bueno, eso ya es historia…

 Antes de siquiera pensar en oler el perfume, observo atentamente el packaging. Desde todos los ángulos. La imagen de un cantante seductor al que la fortuna le sonríe, me sonríe.

 Me hacen un guiño de complicidad el bello efebo y la no menos bella acompañante, rebosantes de juventud, -una imagen que ejemplifica la conjunción favorable del amor, del dinero y de la salud. En un solo gesto. Como corresponde a una marca de éxito.

  No hace mucho estaba David Bustamante compitiendo duramente con otros cantantes de características similares en el programa-concurso Operación Triunfo, luchando apenas con el único arma de su voz y gracia naturales, para colocarse entre los primeros puestos. Gracias a ese esfuerzo y a su ambición, se ganó enseguida el favor de ciertos dioses, y lo logró, dejando atrás el oscuro mundo del trabajo de peón de obra, albañil, al que parecía destinado inexorablemente como el resto de su clase.

 ¡Aprovechó La Oportunidad que se le brindaba!…

David Bustamante es un signo positivo de la metamorfosis social. Y contiene por tanto todos los ingredientes saludables del optimismo, de la inocencia recompensada y de la libertad.

 Me cae bien Bustamante.

Abro la caja y saco la colonia.

 En efecto, David Bustamante es mucho más que un ídolo de la canción. Es un héroe popular, a la altura de los agraciados por la sublime elección de un décimo de Lotería encantado. Y mucho más…

 El frasco es un prisma alargado con las aristas ligeramente redondeadas, muy masculino, con un dispensador tipo spray.

  Más allá de la música, la gente quiere a Bustamante como a un amigo, como a un hermano, como a un hijo, como a un compañero entrañable, sólo por su modo de ser, en el que predomina una alegre humildad.

 Vacío una muestra sobre la palma de mi mano y huelo. Es sincero...  

Aunque ha triunfado, el triunfo no se le ha subido a la cabeza, esto contribuye enormemente en la valoración elogiosa de la mayoría de sus fieles.

 Un poco, cómo decirlo, demasiado fragante el olor, para mi gusto. Directo, evidente, la naríz lo analiza sin complicaciones.

A la gente le complace que parezca, a pesar de su ascenso espectacular, el mismo chaval sensiblero y simpático, solícito, dulce y apasionado de siempre.

 Bueno, no está mal el perfume…

Tras el shock de la primera impresión, parece que se retira el toque agudo de dulzor pegajoso. Y no hay más sorpresas. David Bustamante empieza a oler a vida flamante, una vez  volatilizada del todo la veta empalagosa...

 Y queda la firmeza del que cree en sí mismo. El mundo después de una ducha de agua fría y el brillo en la piel, que sólo son capaces de producir las estrellas auténticas.