viernes, 7 de diciembre de 2018

Corazón Solitario # 3-4




                                                                                                                To Be Continued...










viernes, 30 de noviembre de 2018

Archivos MUY PERSONALES, 6




                              

                                 youtube.com/VeryPersonalFiles#50
           
                        youtube.com/VeryPersonalFiles#28

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#36

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#44

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#62

                        youtube.com/VeryPersonalFiles#70 










 

lunes, 26 de noviembre de 2018

Corazón Solitario # 1-2





                                                                                                                                                     To be Continued...








domingo, 18 de noviembre de 2018

Archivos MUY PERSONALES, 5





                                                youtube.com/VeryPersonalFiles#10

                                  youtube.com/VeryPersonalFiles#39

                                  youtube.com/VeryPersonalFiles#45
 

                                   youtube.com/VeryPersonalFiles#48

                                                 youtube.com/VeryPersonalFiles#46

                                   youtube.com/VeryPersonalFiles#68





miércoles, 7 de noviembre de 2018

Un beso



 En un sueño reciente una asistenta social (o tal vez era una enfermera, una secretaria de una multinacional relacionada con la salud, o una playmate fingiendo el papel de alguna de éstas), me decía algo sugerente que no entendía muy bien. Yo, que estaba allí con ella no sé tampoco si en calidad de cliente, o de socio colaborador, de paciente o de doctor..., le pedía que, por favor, hablara más alto. Sin embargo hacía lo contrario, me dirigía entonces la palabra con un tono de voz mucho más bajo, hasta llegar al susurro, lo que me obligaba a acercar más hacia su boca mi oreja expectante.

 No tengo idea de qué estaba haciendo yo allí en ese lugar parecido a la recepción de una Sala de Congresos, una sala de espera de un centro geriátrico de lujo, o el hall de un hotel jawiano, con vistas
a la playa... Sé que la muchacha era menuda y tenía encanto, y que al hablarme me miraba fijamente a los ojos con una mezcla de dulzura suplicante y desconcierto, y que yo no atinaba a darle sentido al sonido que producía el movimiento de sus labios...

 Finalmente, con un gesto con el dedo índice de la mano derecha como invitándome a una confidencia, ella me colocaba a su altura, junto a ella, y sonriendo de manera divertida, me daba un beso; un largo beso en la mejilla, muy despacio, que me hizo pensar en cierto punto en que una lapa se había adherido a ella. Incluso me ví a mí mismo reflejado en una roca de esas que emergían entre las olas de vez en cuando, frente a mí, en la orilla cercana.

 Y entonces lo entendía de repente, no había ninguna duda sobre el significado.

 Decía dulcemente, soñadoramente, como cantando, lo mismo que la brisa le decía a las olas que
bajo ella se curvaban, lo mismo que el rumor de la marea le decía a la soleada mañana de ese radiante
día de verano. Me decía: "¡Estoy aquí!, ¡Te quiero!, ¡Permanezcamos juntos!".

Y ahí justo me despertaba.
Levemente, con la intriga de quién sería esa muchacha y de lo que realmente había venido a decirme, y la duda de si de verdad ya me había despertado...




viernes, 21 de septiembre de 2018

Faron´s Dream



                                                                                                            youtube.com/faraon-s-dream




jueves, 30 de agosto de 2018

Archivos MUY PERSONALES, 1





                                            


                                      youtube.com/VeryPersonalFiles#11

                                                    youtube.com/VeryPersonalFiles#13
 
                                                    youtube.com/VeryPersonalFiles#15

                                            youtube.com/VeryPersonalFiles#54














lunes, 6 de agosto de 2018

Yellow Bus-Dragon


Cansado de sentirme solo entre la  multitud en fiestas de la gran ciudad, decido ir a darme una vuelta por las afueras de la misma. Y ya me hallo pedaleando por una carretera de esas cinematográficas que atraviesan grandes extensiones desérticas de Norteamérica, lo cual me hace sentirme muy bien. Pero entonces llego a una cuesta con una inclinación de unos 50 grados en la que tengo que concentrarme al 100 % para no perder el equilibrio: a medida que aumenta la pendiente y por tanto la velocidad pienso que debo aprovecharla, no frenarpara poder subir con la inercia, sin esfuerzo, el otro  lado de la cuesta… Sin embargo el firme de la carretera es irregular y sé que un bache o un relieve mal cogido me puede lanzar por los aires…

Además, cuando la velocidad que he alcanzado es tal que frenar, aunque sea un poco y progresivamente, resulta muy peligroso, contraproducente, aparece un autobús amarillo en sentido contrario que rápidamente pasa de ser un punto sin extensión en la distancia a ocupar todo el ancho de la calzada.


Así que me concentro en desviarme muy lentamente de mi trayectoria esos centímetros decisivos hacia el borde de la carretera, a fin de evitarlo. El autobús pasa de largo a mi lado sin complicaciones, no era tan grande como creía, o bien ha recuperado sus proporciones habituales al acercarse. Y así supero este peligro y caigo sin remedio en el siguiente: un agujero X  que surge como de la nada justo detrás de él  y me conduce a un foso como un callejón sin salida hecho de paredes de caña altísimas que me hace pensar en una sala de espera para gladiadores y otros reos de muerte En lo más alto de ese agujero  aparece de vez en cuando la cabeza de un dragón, y la gente que comparte mi mala suerte allí llora, grita, se tira al suelo a mi alrededor desconsoladamente, está demasiado desesperada para reparar en mi presencia y responder  preguntas. ¿Se han cruzado también en su camino con el extraño autobús amarillo?, ¿qué hacemos allí?, ¿cómo podemos salir? ... –Cuando la cabeza del dragón baja para llevarse a algunos de nosotros entre sus fauces veo que el agujero tiene las dimensiones ajustadas a esa cabeza y que no se trata de un dragón auténtico, sino de un ingenio mecánico accionado por medio de algún control remoto. Observo además que por encima del agujero, incluso de dentro de la cabeza del monstruo mecánico, surgen de vez en cuando ráfagas de voces de gente, claro que estas son muy diferentes a las producidas por los de aquí abajo.
  Son voces divertidas, conversaciones alocadas entre alegres risas estridentes  que se entremezclan con ruidos de brindis, chin-chin y pisadas danzarinas que me recuerdan el ambiente festivo del que huía al principio del sueño:  ahí arriba, sea quien sea, pienso, se lo está pasando en grande y a nuestra costa... Parece que no hay ventanas, puertas, rincones o huecos, asideros en las paredes ni ninguna posible escapatoria dentro del lugar donde nos encontramos: el final del agujero donde nos apiñamos es sólo una explanada desnuda donde se sacia fácilmente el hambre de esa boca monstruosa.  Y cunde naturalmente entre nuestras filas el pánico ante el temido final, lo que conduce a que unos utilicen a otros como pantallas o escudos, en un triste intento vano de evitarlo, de postergar la agonía un poco más…  Yo paso de extremismos sin embargo: pienso que  si no hay salida es mejor resignarse y  aprovechar  los últimos instantes pensando;  que  si hay que morir ahí, al menos lo haré a mi estilo, sin tremendismos ni gestos solemnes, mirando de frente al enviado de la muerte…
  Caigo al suelo cuando otros caen sobre mí empujados por un grupo en estampida y así, cuerpo invisible debajo de otros cuerpos, me libro sin pretenderlo de varios ataques.  En algún momento que no visualizo en detalle aprovecho esa situación para agarrarme por fuera a la mandíbula del monstruo, que es como la pala de un tractor, y así salgo del agujero y del sueño.  Y comprendo que ese monstruo terrorífico era también el único medio para salir de allí.





lunes, 16 de julio de 2018

Aduana: End of Dream


   ¿Habéis tenido alguna vez uno de esos sueños en los que vais encontrando toda clase de cosas curiosas y maravillas igual que tesoros?... Este es uno de esos: 

 Yo iba caminando por ahí distraídamente… y lo primero que me sacó de mi distracción fue algo pequeño y brillante que resultó ser una moneda. Aunque no era una moneda corriente, pues enseguida descubrí con estupefacción, al ponerla sobre la palma de mi mano, que la imagen que estaba allí acuñada era la de mi perfil, nada menos. Y no era la única… Siguiendo el rastro, un poco más allá encontré un cielo de más allá, como el que pudiera verse en la superficie de un planeta gaseoso como Júpiter, entrevisto en un charco que para nada correspondía al paisaje de alrededor. Y en el borde reposaba una jarra de lluvia con una etiqueta del ¡Diluvio Universal!…  Así que enrollé el charco, como si fuera un pliego de papel,  para calzármelo en el bolsillo trasero del pantalón, y cogí con incrédula ilusión esa jarra... Pero también divisé desde allí una plantación de libros que salían de la tierra como árboles o plantas, que por dentro estaban en blanco o cuyas páginas aún no podían despegarse: libros-madre que estaban enraizados a la Tierra y de cuyas ramas pendían más frutos-libritos, algunos sí llenos de palabras, que parecía que estaban floreciendo, madurando o pudriéndose... Sin embargo apenas acaricié algunos al pasar, y de los otros sólo recolecté un manojo de capullos ilegibles esparcidos por el suelo, no tenía tiempo de pararme a leer porque había otras cosas en esa plantación que llamaban mi atención, como un brote de olivo que flotaba en su mismo centro, a la altura de mi cabeza, en el aire, sin moverse del lugar, suspendido como un colibrí pero sin aletear, que en ese fulgurante momento representaba para mí algo así como el no va más de la suma imposible de todos los lingotes de oro del mundo… ¿La “Paz Universal”?, ¿acaso una señal de “llegada a un Nuevo Mundo”?... ¡qué sé yo!; lo que sí puedo asegurar es que al cruzarme con él me dí cuenta de que también quería llevarlo conmigo, pero ¿cómo?, ¿dónde?... Ya tenía los bolsillos llenos, y una mano ocupada en no derramar el agua de la supuesta jarra milenaria… 

  Como por arte de magia, a este pensamiento le siguió el descubrimiento de una especie de bolsa o cinta corrediza que parecía no tener fondo, donde era posible que pudiera transportar cualquier cosa de interés que me fuera saliendo al paso… O eso es lo que yo pretendía. Al menos, pude trasladar allí sin problemas todo lo que ya llevaba encima. Y a continuación también introduje en ella un conjunto de piedras irregulares transparentes como cristales que, colocadas de cierta manera, producían al contacto con el movimiento, el sonido de una mezcla entre órgano y xilofón. Un billete de avión para revivir el 11-S desde todos los puntos de vista, en plan game, ¡menuda idea!...; unos guantes horrorosos pero irresistibles de carne y hueso, como unas manos cortadas; y una “varita mágico-poética”.  Además de una edición de lujo primorosamente empaquetada de todas las películas realizadas, dobladas y sin doblar, de Yasuhiro Ozu, etc.  

  El tesoro acumulado aumentaba vertiginosamente, a la vez que incrementaba mi impaciencia ansiosa; ya que, de hecho, este encontrar-acumular parecía no tener fin... Me hallaba de golpe dentro de un cuadro que representaba a la Noche vestida con un traje de gala del Día, en fin, la prudente lucidez con sus prevenciones típicas. 

 Fue precisamente la sospecha de hallarme dentro de la ilusión propia de un sueño compensatorio lo que decisivamente hizo derivar este afortunado paseo onírico en lo contrario,  creo, para conducirme sin aviso al borde del precipicio de una pesadilla:  Porque sabía que mi credibilidad dependía de poder compartirla con otros, estaba deseando enseñar mi tesoro... ¡Y es aquí donde me desperté por primera vez, dentro del sueño!. La segunda ocurrió inmediatamente después, cuando tuve que abrir mi bolsa-cinta corrediza en la aduana, y descubrí que esta era ya una simple maleta, y las alarmas del detector de seguridad giraban estrepitosamente atrayendo a mi alrededor a un buen número de policías que, según ellos, representaban a “toda la sociedad”.  Pero ¿a qué venía eso?, ¿qué es lo que había hecho?, ¿qué tenían que ver conmigo esas miradas sin ojos al final de esos dedos acusadores llenos de escrutadora desconfianza sin reservas?...: Y lo peor de todo, ¿por qué, del interior de mi maleta, esa caja deslavazada como una bolsa de basura que hasta hace nada era un contenedor mágico, salía ahora, siguiendo el compás de una melodía irascible hecha de ruido blanco, silencios y vacío, como en una escena de esas de David Lynch, una serpiente carbonizada ardiendo, que escupía globos con las caras dibujadas de esos polis, entre borradores  impresos de esbozos de sonrisa y montones de detritus, cenizas y pedazos de fruta exótica masticada, con todo el aroma de las cosas más indefinibles?...