lunes, 9 de marzo de 2020

Casi

        Una  ola   entró    por  la  ventana de la 58ª planta donde pernoctaba, pillándole desprevenido en mitad de un sueño muy dulce; y se ahogó casi sin enterarse de que se ahogaba, sin tiempo para sospechar la diferencia entre el mar que lo engullía y el abrupto manantial de sus lágrimas... 
 

    Saltó desde el acantilado de  su  tabla  de  durmiente al abismo de la inconsciencia total casi sin percatarse, sin tiempo casi de despertarse...
 Soñaba en aquel tris que, surfeando una ola de fantasía, se colaba por la ventana de su cuarto, donde reposaba su cuerpo remoto, al que sonreía como un niño travieso ante un espejo, y que saltaba por encima de sí mismo.