<Oh por
favor enséñame a ser libre, sólo tú
consigues que me sienta bien
Oh por favor enséñame a creer>
Vienen trampantojos,
las ilusiones provocadas por la
perspectiva y los proyectores de luz. El choque de la realidad con
el simulacro de su apariencia, del
que surge un idóneo contraste atmosférico para la llegada, en definitiva, de
los temidos aguafiestas. Y por
supuesto de los “nazis”, que en cuanto emergen van levantando antorchas, piernas de ganso y brazos al más puro estilo hitleriano sin pretender parecerse lo más mínimo a los
villanos de la Historia; ya que si así
fuera ¿no bastaría su mera asociación con personajes como los “zombis” para desacreditarlos como tales?...
<Oh por favor enséñame a creer, sólo tú consigues que me ponga firme
Oh por favor enséñame a crecer>
Obsérvese además que estos supuestos nazis no portan esvásticas. Y no hay que olvidar
tampoco que ese “slogan de cajetilla de tabaco” que los reúne absurdamente en
el graffitti que da título a todo el álbum, advierte al consumidor de que
ambos, nazis y zombis, son ¡<<PERJUDICIALES>>!.
Sólo se trata de una pintada irónica de rebelde confusión
adolescente, realizada en una fiesta
donde la gente que se lo pasa en grande se encuentra con esta otra gente
que prefiere fastidiarla...
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