Hay primero, sí, como en la canción, indolencia
juvenil, sueños como pompas de
jabón y desesperación en forma de
evasivas, un romance bajo el cielo
nocturno, siluetas de fiesta a contraluz
y sombras chinescas con las manos que
emulan insectos y animales...
Hay gente
que pasea, música en directo, malabaristas, baile, graffiti y skating y varios
números de circo: ¡el funambulista con chistera! y ¡el bombero que atraviesa con el chorro de una manguera un aro de fuego sin apagarlo!...
Y siguiendo las trayectorias de las dos
pelotas que al malabarista del momento se le han escapado en medio del
juego, al albur, encontramos que: de
un manotazo cae sin más al agua de la orilla una,
<No me llames, no me
escribas, por favor no me sigas ya más,
No me prestes tus armas ni me invites a tu casa, que no me puedes
ayudar>.
Y la otra,
de una patada evoluciona en el aire hasta desaparecer del espacio.
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