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QUÉ HERMOSOS VAN A LUCIR EL VERANO QUE VIENE LOS CUERPOS: ¡ojalá les acompañen en hermosura las
almas! -…“¡¡¡Luzcan las almas
al mismo nivel de hermosura que los cuerpos!!!”, con este eslogan sorprendente se inaugura La Nueva Tendencia de Moda en el Festival Internacional a Cielo
Abierto de la Alta Costura Corriente que se celebra estos días -con las Producciones
Textiles más arriesgadas de La Temporada,-
Aquí y Ahora!: Y
coherentemente con esta idea se apoyan diseños transparentes de gran calidad, o
tan ajustados a la anatomía, tan ergonómicos, como invisibles capas de aire, como
abrazos, como una lluvia de caricias, suspiros y besos, como jirones virtuales de
aliento o rocío en los vidriosos pétalos de la mañana. Se lleva el desnudo integral,
en efecto, o en su defecto la ropa que lo
insinúa explícita o sugerentemente, ya sea por medio de la transparencia,
ya sea por medio de la altura, la forma, el lugar y el calado del corte de las
telas; entiéndase “el desnudo” en sentido existencial amplio, y concreto, y no
sólo en términos corporales estrechos. Cada
cual tiene un desnudo singular para mostrar que es mucho más que la suma de
todas las partes de su cuerpo, esto
lo saben muy bien los creativos de ahora y lo han tenido en cuenta a la hora de
inspirarse para idear las Colecciones que aquí se presentan.
<<Si eres felíz, no importa la ropa que
lleves, o que no la lleves>>, este es uno de los lemas que resume la
filosofía de las Mismas; y el otro, no menos importante: <<cuanto más oscuras sean las hipotecas
y demás cargas fiscales, y por tanto el futuro que de ahí se deriva, tanto más
ligero y luminoso resplandecerá cada cual con su propio “desnudo”>>... Salta a la vista que lo que se pretende con
estas ambiciosas Colecciones no es tanto vestir el cuerpo, por así decir,
como liberarlo de una carga, la carga de la identidad y de la cultura trascendente que la ropa trae consigo, para que podamos contemplarnos
serenamente en la superficie sin nada más, y así de paso disfrutar más
conscientemente, y por tanto mejor, de nosotros mismos.
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A la percepción de que las emociones negativas como el aburrimiento,
el miedo, la apatía o la ira, también
son valiosas, se une que los
materiales con que han sido confeccionadas las ropas más recientes poseen propiedades
sensibles que reaccionan a ellas. Este increíble implemento tecnológico no
sólo está revolucionando el Sector Textil,
sino que podría tener, en el caso de que se generalice, importantes consecuencias socio-políticas.
En
efecto, los nuevos tejidos están diseñados para responder con
cambios de temperatura, color, olor o sonidos, o incluso pura química en forma
de corrientes sutiles, a los cambios en las gradaciones de la temperatura
corporal, el ritmo cardíaco y el influjo
hormonal, por medio de lo cual se delatan tales emociones, como los celos o
la avaricia. Y de este modo la vestimenta bien
calibrada puede actuar como un semáforo, calmante o excitante según la ocasión, y
adaptarse al humor del que la lleva. Y no es sólo eso, sino que al lanzar este
tipo de señales a los demás, ya sean cromáticas, químicas o sónicas, o un mix, se
produce un hermoso espectáculo, y esta vestimenta, prendas o accesorios que en
el momento se lleven encima, dejan de ser
simples testigos emocionales de su portador para convertirse en auténticos
embajadores de sus relaciones con los
demás: ya que a todo el que quiera le da la oportunidad de reconocer al instante su “mundo interior”, su
vergüenza, su lujuria, su envidia, su codicia, su perversión…, y el poder de actuar
o no, a conveniencia.
El
hecho maravilloso de que, gracias a esta colaboración entre la Moda y la Tecnología,
se haga imposible, o cada vez más difícil, la ocultación de las emociones, elimina
de paso otras consecuencias indeseables derivadas de ésta, como la posibilidad
de incubar conflictos sin solución relacionados con torpezas en la asunción y/o
comunicación de las mismas, los tradicionales traumas y demás tensiones críticas.
Pues a diferencia de lo que pasaba en los tiempos oscuros, ahora la humanidad se reconoce sin miedo en la
superficie de sí misma, no necesita para ello buscar dentro de sí, abajo o arriba, y empieza por fin a disfrutar
plenamente de sus contradicciones. / Y es que no sólo está bien visto que se exhiban emociones negativas al mismo
nivel que las positivas, sino que hasta se aplauden la búsquedas de equilibrio
entre ambas, cada vez con más energía, con una alegría algo impetuosa que
no es ajena a la necesidad, con una necesidad que procede de la carencia y no
precisamente del orgullo de ser lo que somos, con el orgullo que nos da el control de la naturaleza salvaje por
medio de la simbiosis entre la conciencia, el arte y la ciencia, que nos dan la
libertad para ser lo que queramos: Así que si nos preguntamos “¿son de tal naturaleza íntima los estados de
excitación y melancolía, de deseo y de muerte, de rechazo y amor al prójimo, como
para apartarlos sistemáticamente de la vida pública y confinarlos en los
estrechos límites del espectáculo?”, sabemos qué responder y de qué modo: “¡¡¡Ya
no!!!”. ¡Porque nosotros somos, tal como somos, el Mayor de los Espectáculos! -¡La ropa que nos pondremos a partir de ahora
será como un espejo de lo que realmente
somos, tan inteligente como nosotros y mucho más divertida, que hasta se comunicará
por nosotros!
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Aunque las posibilidades que ofrecen
los nuevos materiales en cuanto a propiedades lúdicas, estéticas y curativas,
son infinitas, en efecto, toda la Producción Actual se centra, de modo
explícito o sugerentemente, en este punto de vista puramente comunicativo. Las uñas de los dedos de los pies, los
muslos, y en especial el rostro, con
su desnudez privilegiada, recuperan consecuentemente el protagonismo que se merecen, perdido en Pasadas Ediciones; y
así, de manera correlativa, sube la importancia del peinado, del
manejo diestro de la mirada y del dibujo de la boca, en la composición del “alma”, o sea, la
sonrisa. En especial se impone el rostro cuya expresión revela
conexión auténtica con el mundo, en lugar del tradicional simulacro de conexión al que nos tiene
acostumbrados el juego de las ambiciones ególatras, reconcentradas en sí
mismas, tan ricas en enredos tecnológicos superfluos como en hipocresía facial
evidente: a propósito, un crítico atento al que no quiero mirar, podría aducir
no sin razón que esto parece un ataque frontal contra el “cabezabajismo” producido
por los móviles o tablets unidos a auriculares y demás sólidos táctiles interactivos portátiles
de última generación; y aduciría
bien este crítico, desde luego, con mucha razón. Como podrá comprobarse
fácilmente, cada uno de los trajes que
desfilan por aquí representan un ataque frontal contra el citado “cabezabajismo”…
Y es que, cuando
brota la sonrisa por así decir, espontáneamente, de la alegría auténtica de
un rostro realmente conectado al mundo, no sólo se distorsionan las
comisuras de la boca y las arrugas en torno a los ojos, que en ese momento se
achinan y lanzan chispas como fuegos de artificio, cincelando más aún por si
esto fuera poco las sinuosas curvas de las mejillas, sino que al mostrar los
dientes sin solución ni plan preconcebido se
lanza al prójimo y a los abismos del universo una autoafirmación tal que, por
el mero hecho de ocurrir, siempre igual al primer piar de un pájaro, es física y metafísicamente un enorme
desafío imposible de rechazar… -¿Recordáis a propósito, de la época en que
vivíamos colgados de las ramas, la grata
sorpresa en principio terrorífica que
nos deparó el entrechocar por azar aquellas
dos piedras de sílex?... Que fuera gratuita aquella primera chispa gracias a la cual
dimos un salto en la evolución, no significa que su incorporación a la
conciencia fuera inmediata ni fácil. ¿Cuánto
tiempo pasó hasta que aprendimos a jugar y a hacer algo útil con ella...? Que
surja ahora de manera natural, al mirarnos por dentro o a la cara, no quiere
decir que no haya que poner algo de esfuerzo civilizador en ella. Quién sabe,
si no surge autónomamente quizás haya que arrancarla de quién sabe qué cantera
abandonada de qué infierno. En el peor de los casos, siempre puede uno, con una
pizca de imaginación, inventársela. Aunque la proeza puede resultar fatal,
claro está, como cuando se intentan sin
entrenamiento previo ciertos malabarismos. O ser muy dolorosa, como la
conquista de una ciudad, la pérdida electrónica de datos queridos o un parto
por cesárea. Como poner a secar a plena luz en cuerdas mojadas el trauma ya
seco de una inolvidable noche oscura del alma. Pero incluso en ese caso, a la
larga cualquier intento de reir, cualquier mínimo sonreír, por tímido,
silencioso, bobo o suicida que parezca, suele traer consigo ¿no? sus pequeños
ejércitos de compensaciones...
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¿Os resulta llamativo que en este fastuoso desfile, el último grito en cuanto a expresión facial resulta ser
justamente la mirada rebosante de frescura, que sonríe con un
brillo de asexuada inocencia?... ¿Por qué será?: ¿Ya estamos hartos de estar más que hartos de
lo contrario? ¿O es que -¡ojalá!- todavía no hemos dejado de ser niños?...
En
definitiva, frente a la línea recta sin
fin y el estilizamiento dehumanizante
de la figura, que tantos espíritus
de golosina ha creado infelizmente, y que aún torna soñadores millonarios a los
más avezados dietistas, vuelve por
tanto la querida curva; e incluso tal vez también, una vez que se abra
del todo esta puerta…, “el amor a la grasa”, -tal vez, aunque es de esperar
que ni pronto ni con todas sus, ah, arcaicas promesas de desbordamientos imprevisibles.
Vuelve la curvatura sonriente, sí, pero no
de súbito, se trata de un proceso lento, ayuda a esperar darse cuenta de ello y
relajar mientras tanto los músculos de la cara, aquí no hay atajos...: Aunque
desfasados (especialmente obsoletos en esta estación de verano, a causa de las
particulares exigencias de refrigeración y necesidad de aire libre que trae
consigo), los rostros duros replegados en huecas envolturas estilosas como
piedras pómez o papel de lija, y no como
velas de catamaranes, no desaparecerán
de inmediato. No será fulminado en un parpadeo el confuso conjunto de
líneas excluyentes conocidas como “imbécil”; ni se desintegrará de un plumazo el rictus zombis combinado con falso
verdadero. Ni se estamparán así porque sí contra un bloque que las haga
añicos las ondas amortizables en forma de rapado pre-natal y flequillos
afilados como cuchillos. Por cuanto que la confianza en la vida y el sentimiento de entrega a la Humanidad se
vuelve a cotizar a la alza sólo en la medida en que se fomentan
por otro lado las potencias solipsistas contrarias, enemigas, con su gélida geometría
homicida.
El
que no haya aprendido a divertirse y reírse de manera natural, lo pasará
francamente mal en este momento, con estos miniconjuntos veraniegos, porque no habrá ya ropa de moda
con los que ocultar este hecho. Y mucho menos podrá disipar airosamente el
calor resultante. Sin embargo podrá superarlo enseguida si pone interés y
adquiere los accesorios adecuados; y cuando lo haga, el sentimiento de
satisfacción personal logrado podrá cristalizarse, si así lo quiere, en forma de agradecimiento
eterno. Y la felicidad en forma de sonrisa interior liberada de todo los
tipos de interés a corto, medio y largo plazo, que surgirá entonces, como anticipo de la verdadera risa, no
necesariamente ruidosa: mensajero real de la alegría auténtica, llegará tarde o temprano a convertirse
en el querido rey que de su trono abdica
para ponerse supuestamente a los pies de
“sus iguales”, y así poder dirigir su reino sin parecer que lo hace, y gobernarlos
a todos con su carisma certero, libre de las habladurías de la Corte y sin más intermediario
que sus deseos reales y su conciencia soberana, comprometido a su antojo, muchísimo
mejor.
¡Porque las curvas de la belleza
natural, -él, nuestro querido rey que de su trono abdica, no lo olvida
nunca-, tienen tanto éxito hoy como ayer,
sea cual sea la forma del ropaje con que
se las envuelva!, y ¡el deseo que
provocan continúa al alza!. -Nada en este sentido parece haber cambiado
salvo, tal vez, la conciencia de que su poder es más grande -como cabe esperar
de una cultura obsesionada por la apariencia de las formas, la exaltación de
los cuerpos y el control de la imagen.
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Lo que se va a llevar de manera preferente este verano
es la armonía cuerpo-alma: mente sana en un cuerpo sano, el equilibrio
de los contrarios frente a cualquier exceso... Pero también se va a llevar el exceso
y la ruptura del punto de equilibrio entre los contrarios (tendencia
equívocamente conocida, por el lujurioso desdén por todos los estilos, como
“jungle” o “free-style”). E incluso
también se va a llevar, en una aparente paradoja que la realidad desmiente como
tal para convertirla en exaltada afirmación de sí misma, una especie de suma de
todas las líneas antedichas y otras todavía sin referir, en forma de alegría estridente
sin fundamento preciso. Pretendidamente
o no van a seguir desfilando, de manera intermitente en cualquier caso, a la
espera de una verdadera síntesis que nos saque de la actual confusión ecléctica
y los correspondientes “valores vintage
o retro” asociados, ésto y lo más bruñido de distintas
tradiciones como la Grecia Antigua, con su
pose de serenidad de espíritu (o ataraxia), el Renacimiento italiano,
con su adorable exuberancia de inútiles gestos humanistas, o de la Era Ilustrada, de la que se rescata en particular su característica peluca blanca de plena confianza
social en el progreso, bajo la cual destacan más empáticamente sus
inconfundibles muecas despóticas... Pero
esto quizá no son más que estrafalarios divertimentos fugaces para mentes
dispersas. Lo que se puede certificar sin ninguna duda, gracias a esas Ruedas Pendulares
con las que gira la Historia, y de modo paradigmático el Torbellino de la Moda, que más pronto que tarde triunfe otra vez
comercialmente, hasta imponerse otra vez, el imperio de la línea armónica...
Y
los siguientes trending topics
ofrecen indicios en esa dirección:
1) Aumenta
en el mercado de valores el mirarse a los ojos directamente, en una superficie de cuatro dimensiones y no
a través de una pantalla o como ocurre en la mayoría de relieves egipcios
antiguos. Se cotiza tanto esto como “la comunicación auténtica” y “el brillo de
inocencia en la mirada”. Ya lo apuntamos hace apenas un instante. Como
ocurre siempre que hay escasez de algo.
2) Pegan más fuerte que nunca las posturas cariñosas, y no nos referimos sólo a las posturas eróticas
de los superhéroes y a los ganchos que los héroes protagonistas de las
películas de acción propinan a los malos, sino también a los ojos llenos de lágrimas
por las que resbalan mundos imposibles y causas perdidas, y a los sueños idílicos que
provocan sentimientos sin discriminaciones que arropan. La facturación en
aumento, a nivel planetario, de artefactos explosivos melódicos; así
como la imparable avalancha de fanáticos de los Hermanos Marx que se convierten en personas decentes o misioneros, gracias a
los discursos de Cantinflas y la lectura de Don Quijote, así lo
demuestra.
Y 3)
Vuelven a ponerse al alcance de cualquiera diseños de nobleza, bondad
y justicia universal acordes con el
ideal de grandeza clásica, no reñidos con el atractivo sexual o la eficacia emprendedora
, que hasta este momento sólo podían
permitirse unos pocos coleccionistas multimillonarios.
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Todas las señales indican que los cambios observados van en la dirección
opuesta a la deseada íntimamente. Así que no es el momento de relajarse. No hay
que confiar en que disfrutemos de los efectos de ese cambio tan codiciado antes
de finales de julio o principios de agosto,
aunque ya se empieza a vislumbrar algo... “Para entonces, ¿seguirá respirando
y, por tanto, existiendo, quien piense
que hay otros y no él en concreto, que por su profesión, manera natural de ser
o lo que sea, talento o limitación especial, etc., tenga la obligación moral y
no sólo la responsabilidad, de visualizar
por los demás, y en especial por él, un
mundo mejor?” -Esto se preguntaba
alocadamente un crítico irreflexivo hace un momento, en una rueda de
prensa reciente de la que prefiero no acordarme…
Por cierto, ¿se hace alguien
más esa pregunta, además del citado crítico?... Pues bien, ¡si se lo sigue
preguntando a estas alturas, que sepa –tanto él como su querido amigo el
crítico- que se puede olvidar en el acto de ir próximamente con nuestra
invitación a uno de nuestros próximos desfiles!. Aquí el rey desnudo se venga del cuento aquel en
el que se burlaron de él, burlándose a su vez él de sí mismo y fulminando
así, con los reflejos que de ahí se desprenden, a los cobardes hipócritas bien
vestidos que, tras falsas apariencias
reverenciales, ostentosamente opacas, le cortejan miserablemente creyendo
disimular bien, pero en realidad haciéndolo bastante mal, sus
ansias de poseer y medrar más demenciales. Y esto lo consigue este rey singular, porque de su trono abdica, apenas con sólo
el arsenal de la inocente sonrisa que comparte con el niño que se puede reír
con él. Precisamente porque este niño, al
igual que él, no necesita corona ni trono para gobernar en el gobierno de las
cosas que realmente le importan, y como él no puede ya entender la diferencia
entre decir la verdad, ver con el corazón y ver con los ojos .
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