Aunque reconozco que soy un bocazas que no hago más que majaderías, enredar con cosas superfluas e impertinencias (eso sí, muy ingeniosas y ocurrentes), aseguro que en mis pensamientos más íntimos soy de oro…
-¿Y cómo es eso?
Se trata de una fórmula alquímica de la que no sólo yo tengo la
llave ...
-¿Una fórmula química? ¡Já! Todo es química...
No, ¡una fórmula alquímica!: es como cagar pero al revés, en plan
espiritual. De lo más simple a lo más complejo. Una especie de antisublimación
natural sin aditivos ni conservantes, al margen de cualquier historia, que a mí
me permite reír, mentir y decir la verdad simultáneamente.
-Ah, bueno, dicho así
resulta obvio; pero ¿de verdad todo te parece tan asqueroso como para pretender
que nadie te entienda? ¿o es que eres tan miserable que sólo disfrutas
haciéndote el misterioso?... ¿Cómo te vas a atrever a exigir transparencia en la política y los
negocios a partir de aquí, por ejemplo, si tú mismo no eres transparente en lo más básico con los demás; peor aún: si ni siquiera
lo eres contigo mismo?...
Se acaba tu transparencia (y con ella los tesoros de tu claridad mental) en el momento en que divides lo
público de lo privado, lo que piensas de verdad, a solas o entre tus amigos, y lo
que muestras al resto del mundo.
La opacidad espacial resultante, que reduce tu humanidad a los precisos contornos de tu
cuerpo, empieza a hacer pesados tus pensamientos… Hasta tal punto empieza a
hacer pesados tus pensamientos que ni te das cuenta de ello; aunque los que te rodean sí…
Esa manera
de sacar tajada de una situación que no está para nada clara, salvo desde tus
propios interesados supuestos partidistas, te delata. Y la razón (y yo con ella) desconfía por principio de
cualquier movimiento tendencioso, por mucho que se disfraze con el glamour de una oportunidad
revolucionaria liberadora...
Si no borramos la
injusticia de nosotros mismos, basada en nuestros puros intereses particulares, nuestras excentricidades y demás singularismos, esta continuará allá a donde vayamos, adoptará otra
formas –seguramente irreconocibles para nosotros que somos sus causantes,
incluso si derribamos las estructuras económicas, sociales, culturales, que
supuestamente la sostienen…
Ya sé que esta opción
es para muchos como tú inviable, inimaginable para quien no se atreve a
hacer un ejercicio de autorreflexión crítica responsable: y sé que es más que una
ingenuidad antológica en el terreno político, en el que al parecer debe siempre
prevalecer, sobre el sentido común y la conveniencia social, el oportunismo de la ambición
práctica.
Pero es la única solución auténtica; al menos yo es la única que contemplo.
Pero es la única solución auténtica; al menos yo es la única que contemplo.
Pues muy bien, contémplala y disfruta de su encanto mientras puedas .
Hay que hacer la revolución en uno mismo primero¿no crees?, sin probetas ni alambiques que no llevan a ningún sitio, antes de pretender
llevarla afuera, a ser posible sin estridencias, sin aspavientos ni declaraciones solemnes, sin autobombo y sin pretensiones abstractas, hay que intentar cambiarse uno mismo antes en algún aspecto mínimo , y aún así…
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