Un kit de Muy Mía con la
esencia de David Bustamante, eau de
toilette y body lotion: esto me
ha regalado mi madre este día epifánico. Ajá. En la
publi destaca un frontal escorado del seductor protagonísta, oportunamente
recortado por una estilosa belleza femenina que se arrima
a él enseñandonos la espalda, todo con la elegancia que da el B/N. Buenísimo.

Mi madre, a la que le debo el pan nuestro de
cada día, no sólo la vida, me ha gastado una buena broma. Si se le hubiera ocurrido regalarme Brummel –el
conocido perfume de la seducción en las
distancias cortas-, o William Sport, no habría sido la misma. Pero va en serio,
ja ja já . Porque yo sé que este epígono de la primera oleada de Operación
Triunfo es uno de sus favoritos, que se queda
embelesada cada vez que lo ve salir en la tele, ya sea para cantar, ya para un cameo de otro tipo en cualquier programa de
variedades. Incluso fue una de sus groupies,
creo recordar, en la gira de sus comienzos profesionales por estas tierras, honor que sólo
comparte, que yo sepa, con Rocío Jurado, Rafael, Manolo Escobar y, tal vez, el
Dúo Dinámico. Luis Miguel y, por supuesto
Rosa, la Rosa de
España.
Reconozco que he exagerado un poco al llamarla
groupie, lo cierto es que el
entusiasmo que despierta en ella al escucharlos a mí me arrebata. Bueno, eso ya
es historia…
Antes de siquiera pensar en oler el perfume,
observo atentamente el packaging. Desde
todos los ángulos. La imagen de un cantante seductor al que la
fortuna le sonríe, me sonríe.
Me hacen un guiño de complicidad el bello
efebo y la no menos bella acompañante, rebosantes de juventud, -una imagen que
ejemplifica la conjunción favorable del amor, del dinero y de la salud. En un
solo gesto. Como corresponde a una marca de éxito.
No hace
mucho estaba David Bustamante compitiendo duramente con otros cantantes de
características similares en el programa-concurso Operación Triunfo, luchando
apenas con el único arma de su voz y gracia naturales, para colocarse entre los
primeros puestos. Gracias a ese
esfuerzo y a su ambición, se ganó enseguida el favor de ciertos dioses, y lo
logró, dejando atrás el oscuro mundo del trabajo de peón de
obra, albañil, al que parecía destinado inexorablemente como el resto de su
clase.
¡Aprovechó La Oportunidad que se le
brindaba!…
David Bustamante es un signo
positivo de la metamorfosis social. Y contiene por tanto todos los ingredientes
saludables del optimismo, de la inocencia
recompensada y de la libertad.
Me cae bien Bustamante.
Abro la caja y saco la
colonia.
En efecto, David Bustamante es mucho más que
un ídolo de la canción. Es un héroe popular, a la altura de los agraciados por
la sublime elección de un décimo de Lotería encantado. Y mucho más…
El frasco es un prisma alargado con las
aristas ligeramente redondeadas, muy masculino, con un dispensador tipo spray.
Más allá de la música, la
gente quiere a Bustamante como a un amigo, como a un hermano, como a un hijo,
como a un compañero entrañable, sólo por su modo de ser, en el que
predomina una alegre humildad.
Vacío una muestra sobre la palma de mi mano y
huelo. Es sincero...
Aunque ha triunfado, el
triunfo no se le ha subido a la cabeza, esto contribuye enormemente en la
valoración elogiosa de la mayoría de sus fieles.
Un poco, cómo decirlo, demasiado fragante el
olor, para mi gusto. Directo, evidente, la naríz lo analiza sin complicaciones.
A la gente le complace que parezca, a
pesar de su ascenso espectacular, el mismo chaval sensiblero y simpático, solícito,
dulce y apasionado de siempre.
Bueno, no está mal el perfume…
Tras el shock de la primera
impresión, parece que se retira el toque agudo de dulzor pegajoso. Y no hay más sorpresas. David
Bustamante empieza a oler a vida flamante, una vez volatilizada del todo la veta empalagosa...
Y queda la firmeza del que cree en sí mismo.
El mundo después de una ducha de agua fría y el brillo en la piel, que sólo son
capaces de producir las estrellas auténticas.